La luz que florece

Como si captara el momento en que un ramo de flores se abre, esta farola forjada a mano fusiona lo orgánico con lo ornamental. El tallo metálico se eleva, ramificándose en tres elegantes brazos, cada uno de los cuales culmina en una lámpara que se asemeja a una copa floral invertida, brillando con un tono dorado que imita la calidez de la luz del día. El follaje de hojas y brotes de hierro adorna la estructura, añadiendo una capa de belleza natural al diseño. Como complemento de la flora metálica, debajo se extiende un banco de madera cuyos listones son de un intenso marrón castaño que evoca los tonos terrosos de la naturaleza. Esta instalación es una celebración de la artesanía, donde la necesidad funcional de luz y descanso se combina con la visión de un artista, creando un espacio que invita a la contemplación y a la conversación bajo la suave mirada de las luces en flor.